
El antiguo edificio de Sauque ha creado durante generaciones desde el siglo XVII para acoger la vida de los humanos, compartir sus penas y proteger su felicidad.
Estas venerables piedras son un regalo hecho para trascender el tiempo y asegurar la transmisión entre generaciones más allá de las vicisitudes de la historia. Estas piedras son una fachada tras la cual todos están invitados a escuchar los restos de los sueños y el murmullo de las generaciones pasadas. Cada habitación tiene como patrón un erudito, un artista o un sabio.
El parque es el elemento animado de este patrimonio. Es bueno para oler los olores de las estaciones y para penetrar los misterios de los seres vivos de acuerdo con la frase popular «Hay más que aprender en los árboles que en libros» (mas en silvis quam en libris).